Un blog para mis hijos

     Esto se me ocurrió ya hace mucho tiempo. Creí que era una idea simpática escribir acerca de ustedes y algunas de sus pifias o despistes, que resultan tan graciosos a veces y que nos hacen pensar otras.
     La gracia de lo que dicen resulta de esa interpretación lineal e ingenua que ustedes hacen de las cosas. Cuando más niños, más ingenuas y generan más ternura. Y cuando nos hacen pensar, será porque vemos cómo, de a poco, sus "reflexiones" van dando a luz su temperamento, su humor, su fe, en fin, su personalidad. Es cuando vemos que van creciendo.
     En este blog elegí escribir algunas de esas gemas que ustedes dejan en mi vida. Escribiré sobre ustedes y para ustedes; escribiré palabras mías, textos a través de los cuales me conocerán; también, textos de otras personas que admiro.
    A través de esto podrán conocerme más, seguramente, porque al fin y al cabo a las personas, además de por sus acciones y de con quiénes se juntan, se las conoce por lo que dicen desde sus perspectivas personales. Porque no sabré pintar imágenes en un lienzo, pero sí puedo bosquejar algunas imágenes con palabras. Así podrán conocerme sensible, melancólico, enamorado, feliz. 
     Alguna vez los leerán, seguramente. Y más de una vez, también es seguro. ¿Y saben qué? Cada vez que lo hagan verán algo nuevo. Las mismas palabras significarán cosas distintas. Generalmente, esa variación sucede conforme pasan los años. Vivir la vida encierra esa magia.
     También, supongo, no me resistiré a la tentación de aconsejarles algunas cosas. Desde ya que no soy dueño de la verdad, pero este tipo sencillo que soy, apelará a su experiencia para dar sustento a su consejo. Al fin y al cabo, no nací sabiendo ser padre; ustedes me van enseñando a serlo.
     Los amo.

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