Egresada de la primaria

Hoy miro esta foto y siento que los extraño. En mi cabeza dan vueltas algunos recuerdos de sus voces, sus bromas y sus gestos. Los tengo presentes aun, frescos, en mi memoria.
Mi camino se cruzó con el de ustedes en 5° y 6°, aunque antes con algunos de ustedes hayamos compartido el Jardín. Y en estos dos años aprendí con ustedes y también “de ustedes”. Compartimos, jugamos, nos divertimos y hasta discutimos.
Hoy miro esta foto y los recuerdo, a los que viajaron y a los que no pudieron. Egresados de la “Fortunata” 2014. Hoy, visto en la distancia de un tiempo que no volverá, veo que esos juegos o esas discusiones no fueron intrascendentes, como sí nos parecieron por esos días. No. Fueron muy importantes, porque sucedieron mientras crecíamos, mientras descubríamos el mundo. Importantes, porque no desaparecerán, porque estarán siempre en nuestra memoria como prueba de la infancia, de su finalización, de la llegada de nuestra adolescencia. 
Hoy miro esta foto y me doy cuenta de que los echo de menos. Vamos creciendo y cada vez más deberemos decidir nosotros mismos qué hacer, qué decir, inclusive, hasta “qué” pensar, aunque sea distinto de lo que nuestras amadas familias nos enseñaron.
Hoy miro esta foto y los recuerdo con nostalgia. En el futuro, esa nostalgia desaparecerá, pero siempre los recordaré como mis compañeros de banco, del grado, de la escuela. En las memorias de mi infancia estarán sus rostros y sus voces siempre. Aunque en diez años los encuentre en la calle y me saluden con emoción o con timidez; o aunque no me saluden, siempre sabrán que soy Grisel, la del 6° A.
Todos están en mi corazón.



(Este texto es "mi" sospecha de lo que sintió Grisel el día de su acto de egresados. Fue solo un momento que vi su rostro y estaba distraída, más bien abstraída. Quizás fue así, quizás no, pero lo imaginé muy parecido a como me pasó a mí). 

Noviembre 2014.